domingo, 4 de marzo de 2007

RelatO SurrealistA Don Pepin.

Relato Surrealista.

Don Pepin.

Don Pepin.
Un señor, muy peculiar.
Gasta sombrero, Bombin.
Bastón, peculiar, en volado en la empuñadura.
Siempre en trajeado, en chaleco palomita, en el cuello.
Y un traje gris aluvión.
Baja siempre a la calle, maqueado.
Pulido, señorial.
Saluda a todos, buenos días Marcela.
Buenas tardes Teresa.
Buenas Noches Marquesa.
Pasea, siempre recto, nunca mira al suelo.
Pero ¿Qué hay tras el?
Pepin un ladronzuelo de fin de semanas.
La posadera de su residencia.
Una treintañera, pelirroja, exuberante, despampanante.
Vanesa de Valdez.
Siempre enjoyada, y muy maquillada.
Guardaba la pistola de Don Pepin.
Cada noche, en sus regazos, de sus entrepiernas.
Lo sabía El Don Cara Cartón, espía, de faldas.
Anita Hija la cocinera, y servia a los residentes.
Pasaba las noches, entera en la habitación de don Pepin.
Según ella, duerme, sola eso dice a los sirvientes residentes.
Muy atenta, ella a Don Pepin Sirve vino, del mejor, compra coibar para, su Pepin.
Ellos siempre muy indiscretos.
El, el muy ladrón, de fines de semana.
Baja a la farmacia, cada Lunes, para comprar, pastillas.
De esas, para levantar su moral, ya que es muy mayor.
Y Ana muy ardiente.

Paseando y pasando, los pasos, de cebra.
Nunca giro la mirada, recta, como el palo de su bastón.
Mostacho afilado, alo Daliniano.
Su más ferviente, admirador.
Nunca monto, en avión.
Y si en carro, caros, por sus afortunadas, sesiones, de los sábados.
El un ladrón.
Suele frecuentar, bares y muy gentil, invita siempre, el muy cabrito.
Gasta sumas, de dinero en maquinitas, tragaperras.
El espía, que lo espía a, el Don Cara Cartón.
No encuentra, una pista que lo delate, al muy Don Pepon.
Ya que de Lunes, a Viernes, trabaja, en una secretaria, de notarios.
Un sábado como era común Don Pepin.
Salio de su residencia, muy besucón, y siempre a escondidas.
Besos, a su amor.
Anita, le índico, que lo esperaba en la alcoba.
Noche trágica, para Don Pepin.
Asalto, aquella noche, 7 negocios, de las afuera, de su ciudad, marsellesa.
Cuando, ya se retirabas, malogro su último asalto.
En una casa de habitantes, de adinerados, marselleses.
Asalto, su vivienda, en la madrugada.
Sus inquilinos, despertaron, pillando in fraganti a Do Pepin.
El siempre descascarado, fue descubierto, e identificado Don Pepin.
Sin basilar, descargo, su sutil, arma hasta vaciarla.
Marcho, a su residencia, abatido, por tan brutales asesinatos.
Encontrándose, con su Anita marcho a descansar.
Despertó, en domingo, desbravado, y asustado.
Su Anita, siempre muy servicial, con Don Pepin.
Bajo al comedor, residencial.
En la mesa, ya dispuestas, tostadas, mantequilla, mermelada de fresas silvestres, tazón de Leche, y cafetera, dispuesta, al un lado de la mesa, el periódico, dominical.
Bajo, con cara de circunstancias, a la mesa dispuesta.
Dejo de lado en manjar, y se puso a leer, las crónicas de sucesos.
Leyó y releyó y nada no avía surdido nada.
Sorprendido Don Pepin, llamo a su amada Anita.
La invito a un rincón, y le explico.
Ho, exclamo la doncella, amadora, mi amor, si no salsita, nunca los sábados mi amor.
Como exclamo, Don Pepin.
Repite Anita, repite.
No mi amor, y mis robos, no nunca robaste mi amor.
Como puede ser.
Te explico, yo cuando te doy esas pastillas que tu traes, las vació, el contenido, y pongo en el alucinógenos.

Texto arte William. A 3- de marzo de 2007
Universo de todas las artes credos y razas.


Director Movimiento Neo Surrealista Arte William.